El mejor rookie de la temporada pasada ya se ha hecho con un hueco en la historia de la NBA. Sus promedios (20,1 puntos, 5,3 rebotes y 5,8 asistencias) le han incluido en el selecto grupo de jugadores capaces de firmar un 20-5-5 en su primer año en la liga (junto a monstruos de la talla de Oscar Robertson, Michael Jordan y LeBron James). Ejemplo perfecto de lo que es un combo guard, es el líder de una franquicia que debe mirar al futuro con optimismo. Tremendo en el uno contra uno y muy difícil de parar por su combinación de velocidad, altura y peso.
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